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“CUANDO LA PREVENCIÓN ES LA DIFERENCIA ENTRE EL CAOS Y EL CONTROL.”

INTRODUCCIÓN:

Nadie planea tener una emergencia, pero todos podemos enfrentarnos a una.

Un corte de energía prolongado, una inundación repentina, un incendio forestal, un accidente en montaña o un fallo total de comunicaciones.

No tiene importancia el contexto: la distinción entre el desorden y la regulación radica en un elemento crucial —la preparación.

Prepararse no es ser pesimista. Es asumir la responsabilidad de estar listo.

La preparación para situaciones de emergencia es un enfoque, una disciplina y un estilo de vida que fusiona saber, organización, recursos y capacidad emocional.

No es cuestión de amontonar objetos, sino de desarrollar habilidades, anticipar peligros y capacitar la mente para reaccionar con tranquilidad cuando el ambiente se deteriora.

Porque en una crisis real, el tiempo deja de ser un aliado.

Y quien no está listo… simplemente actúa muy tarde.

  1. PREPARACIÓN ANTE EMERGENCIAS:

Hablar de preparación no significa tener miedo, sino ser autónomo.

Una persona capacitada comprende su ambiente, comprende sus restricciones y elabora tácticas realistas para subsistir y brindar asistencia a los demás.

El principio básico es simple:

No se puede improvisar en mitad del caos lo que debió haberse entrenado en la calma.

La preparación exige comprender cuatro niveles fundamentales:

  1. Preparación: Salud, condición física, mentalidad, conocimiento.
  2. Preparación familiar o colectiva: comunicación, planificación, roles y obligaciones.
  3. Preparación logística: inventario de recursos, materiales y herramientas.
  4. Preparación emocional: control propio, capacidad de tomar decisiones y capacidad de resistencia mental.

Únicamente cuando estos niveles se incorporan, estas son las bases de la preparación.

  1. PENSAR ANTES DE ACTUAR:

Cada preparación eficaz se inicia con una planificación deliberada.

La existencia de una mochila de emergencia no tiene sentido si nadie conoce cómo utilizarla o dónde congregarse en caso de emergencia.

Un plan deberá contemplar:

  • Evaluación de peligros locales: ¿Habitas en un área susceptible a inundaciones, fuegos, nevadas o interrupciones de energía eléctrica?
  • Plan de comunicación: establecer cómo establecer comunicación con familiares si las redes no funcionan correctamente.
  • Situaciones de encuentro: una cercana (en caso de que la evacuación sea rápida) y otra a distancia (en caso de que sea necesario desplazarse a pie).
  • Alternativas de rutas: nunca se debe depender de un único camino o medio de transporte.
  • Simulacros periódicos: la capacitación de los procedimientos es la característica distintiva entre la teoría y la práctica.

Una emergencia no permite actuar sin planear.

Lo que no se ha hecho ensayado, se pierde bajo presión.

  1. EQUIPO BÁSICO DE EMERGENCIA:

En un contexto crítico, el equipo adecuado puede proporcionarte instantes esenciales.

Sin embargo, la acumulación sin criterio es tan perjudicial como la falta de recursos.

El equilibrio es fundamental: liviano, funcional y realista

Artículos fundamentales de un kit básico:

CATEGORÍA

ELEMENTOS

FINALIDAD

Hidratación

Botella filtrante, pastillas potabilizadoras, bolsas plegables

Garantizar el agua segura

Alimentación

Raciones de emergencia, barritas energéticas, utensilios ligeros

Aporte calórico inmediato

Iluminación

Linterna frontal, pilas de repuesto, luz química

Visibilidad y orientación

Fuego y calor

Ferrocerio, mechero, velas, manta térmica

Calor corporal y señalización

Primeros auxilios

Botiquín completo, guantes, vendajes, analgésicos básicos

Control de heridas y lesiones

Herramientas

Multiherramienta, navaja, cuerda paracord

Versatilidad operativa

Orientación

Brújula, mapa local, silbato, espejo de señales

Evitar desorientación

Documentación y dinero

Copias de documentos, efectivo, contactos de emergencia

Identificación y movilidad

Ropa y abrigo

Capa impermeable, gorro, guantes, calcetines secos

Prevención de hipotermia

  • La meta no es llevar todo, sino solo lo que verdaderamente podrías requerir para subsistir durante 72 horas.
  • Desde ese momento, la situación pasa de ser una emergencia a una supervivencia a largo plazo.
  1. UNA MENTALIDAD PREPARADA:

En una situación de emergencia, no solo evalúa tu equipo, sino también tu mente.

El cuerpo reacciona al miedo liberando adrenalina; el cerebro, sintiendo confusión.

No obstante, la mente preparada mantiene la serenidad y ejecuta con precisión.

Desarrollar esta mentalidad implica:

  • Imaginar situaciones concretas: el entrenamiento mental disminuye la repercusión del choque inicial.
  • Controlar el pánico: la respiración consciente constituye y es el paso inicial.
  • Adquirir decisiones bajo condiciones de estrés: priorizar lo urgente por encima de lo importante.
  • Evitar la negación: Aceptar la situación acelera el proceso de responder ante una situación de emergencia.
  • Preservar el enfoque: no desviarse en labores secundarias.
  • No la mayor fortaleza perdura, sino la que mantiene la mente limpia.
  • La preparación mental es el vínculo invisible que une el saber con la acción.
  • Sin ella, incluso el equipo más destacado se ve reducido en valor.
  1. EL ERROR HUMANO: 

La mayor parte de los desastres personales no suceden debido a la escasez de medios, sino a la sobreconfianza o la negligencia.

El error humano es un gran riesgo para la supervivencia.

Algunos ejemplos habituales:

  • Subestimar el riesgo (“esto no me pasará a mí”).
  • No revisar el equipo antes de usarlo.
  • Depender exclusivamente de la tecnología (GPS, móviles, apps).
  • No entrenar procedimientos de emergencia.
  • Entrar en pánico y actuar impulsivamente.

La prevención se inicia identificando nuestras restricciones.

La aceptación de nuestra vulnerabilidad nos fortalece, dado que nos obliga a prepararnos.

  1. RESILIENCIA Y ADAPTACIÓN: 

La preparación para una emergencia no solo implica la acumulación de recursos, sino también el fomento de la resiliencia.

La resiliencia se refiere a la habilidad de reponerse, ajustarse y seguir adelante incluso cuando todo parece estar perdido.

Tres elementos establecen la resistencia en situaciones de emergencia:

  1. Manejo emocional: aceptar el contexto y preservar la tranquilidad.
  2. Pensamiento flexible: adaptarse rápidamente a lo que cambia.
  3. Determinación: No claudicar, a pesar de que las circunstancias sean desfavorables.

Cada crisis es un profesor que instruye con rigor.

Solo aquel que se enfrenta al temor con firmeza descubre su auténtico potencial.

La formación te proporciona herramientas; la resiliencia te proporciona orientación.

  1. ENTRENAMIENTO: 

Saber leer un mapa, encender fuego cuando está lloviendo, hacer un refugio improvisado o dar primeros auxilios no son solo habilidades sencillas: son competencias importantes.

Y al igual que todo conocimiento, se deteriora si no se ejercen.

La implementación de la técnica no únicamente mejora la técnica, sino que también fortalece la confianza y reduce el miedo.

Algunos hábitos sugeridos:

  • Efectuar simulacro de apagones: adquirir habilidades para moverse y cocinar sin electricidad.
  • Ejercicios de evacuación familiar: establecer quién realiza qué y hacia dónde se lleva a cabo.
  • Ejercicios de primeros auxilios: cada instante es de suma importancia.
  • Entrenamientos en orientación: sin dispositivos de posicionamiento global, utilizando mapa y brújula.
  • Salidas de vivac o acampadas por tu cuenta: prueba tu equipo.
  • No se consigue la preparación al leer, sino al realizar las disciplinas de supervivencia y bushcraft; hasta una mera ruta de senderismo nos puede ampliar nuestros conocimientos y habilidades.

Cada fallo en un ambiente regulado se transforma en una enseñanza para un porvenir incierto.

  1. COMUNICACIÓN Y COORDINACIÓN: 

En toda circunstancia de emergencia, la comunicación protege vidas.

Es crucial saber comunicar información de manera clara, rápida y precisa.

Puntos clave:

  • Usa mensajes cortos y concretos.
  • Si fallan los móviles, utiliza silbatos o señales visuales, o incluso si dispones de emisoras, también te será útil.
  • Define códigos simples: tres pitidos o luces = “necesito ayuda”.
  • Aprende los protocolos básicos de radio (PMR, walkie-talkie), como el alfabeto fonético internacional. Te puede ayudar a transmitir los mensajes con precisión; todos los equipos de emergencia y rescate conocen este alfabeto y están familiarizados con él.
  • Mantenga al día un listado de contactos de alta prioridad.

La colaboración con otras personas es tan esencial como la autosuficiencia.

Un grupo bien organizado multiplica sus posibilidades de éxito.

  1. DESPUÉS DE LA EMERGENCIA: 

La superación de una crisis no concluye con la desaparición del peligro.

El organismo y la mente se ven agotados, la rutina se modifica y las emociones se agudizan.

Por consiguiente, la recuperación también se integra en el proceso de preparación.

Primeros pasos para la recuperación:

  • Evaluar daños: físicos, materiales y emocionales.
  • Volver a abastecer los recursos usados.
  • Anotar lo que se aprendió: qué salió bien, qué no funcionó, qué se puede mejorar.
  • Proporcionar asistencia: la solidaridad hace más fuerte a la sociedad.
  • Si se requiere, se puede solicitar asistencia psicológica.
  • Cada crisis deja rastros, pero también sabiduría.
  • Cada experiencia nos proporciona una nueva capa de valentía y de conocimientos.
  • No existe el riesgo nulo; sin embargo, sí se puede realizar una preparación inteligente.
  • La autosuficiencia no implica tener escepticismo hacia el sistema, sino comprender que el sistema puede fallar.
  • Y cuando eso pase, tu conocimiento, tu calma y tu determinación serán la mejor protección.
  • En situaciones de emergencia, no el más equipado sobrevive, sino el más preparado.
  • El caos se supera con saber, y el miedo, con hacer.

 

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ABEL FERNÁNDEZ

Fundador de AF Survival y experto en rescate de montaña, guía profesional y formador en supervivencia y Bushcraft

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